miércoles, 10 de diciembre de 2008

UN TAMBO DE CORDOBA, CERRADO POR LA EXPANSION SOJERA, SE TRANSFORMA EN DISPENSARIO PARA UNA COMUNIDAD WICHI DEL CHACO

El animador radial cordobés Cachi Barbieri, de FM Latidos, de la localidad de La Carlota, junto a miembros de la Fundación Urdiembre y voluntarios de 14 localidades de esa provincia, arribaron por tercera vez a Misión Nueva Pompeya el pasado miércoles 19 trayendo distintas donaciones para las comunidades Wichí y el material necesario para construir un dispensario. Este fue emplazado en el paraje “Pozo Cercado”, donde meses atrás falleció el hijo de un año del dirigente Marcos Yayis., hecho que en su momento alcanzó a tomar conocimiento público.
El origen del dispensario es todo un símbolo: se trata de paneles de cemento pertenecientes a las instalaciones de un tambo que dejó de funcionar para dar lugar a la producción de soja. La propietaria, Eliana Abba, participó del viaje y también de la construcción del dispensario.
Barbieri es un entusiasta militante social de La Carlota, que mediante la organización de eventos logra recaudar los fondos necesarios para el funcionamiento de la Fundación Urdiembre, la cual brinda la posibilidad de realizar 20 diferentes cursos de capacitación laboral a los pobladores de la zona. Las personas que participan de esas capacitaciones, que son gratuitas, colaboran en la organización de estos eventos para el sustento de Urdiembre. A través de FM Latidos también logra la solidaridad de los oyentes para reunir fondos para casos puntuales, como operaciones y tratamientos para niños de escasos recursos, entre otros. “Ahora tenemos 7 niños con leucemia”, dijo, y reconoció que es, posiblemente, la consecuencia del envenenamiento a causa de las fumigaciones de los campos de soja que abundan en La Carlota.
Un hecho que Barbieri comenta frecuentemente es el caso de un molino para el bombeo de agua instalado por una iglesia evangélica en la comunidad wichí de Nueva Población, distante 20 km de Pompeya. Este molino estuvo durante varios años fuera de funcionamiento debido a la falta de un repuesto, dejando a la comunidad sin este medio de obtener agua de buena calidad. “Lo arreglamos con 12 pesos y en dos horas de trabajo”, se indigna Barbieri. “Eso demuestra que la situación aborigen requiere, más que fondos, voluntad política”, finalizó.

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